Oración para disponernos a iniciar la Cuaresma
Estamos por iniciar la Cuaresma, tiempo de penitencia, oración, ayuno y limosna en el que tenemos una oportunidad más para convertirnos de corazón a Dios
La Cuaresma es el tiempo propicio en el que la Santa Iglesia pide a los cristianos volver a Dios y comenzar de nuevo con la conversión que se nos ofrece. Es el momento en el que el Papa Francisco nos pide atrevernos a afrontar «la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud» (Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2024).
Sabemos que el camino no es fácil, por eso pedimos a Dios que nos ayude a seguir el itinerario de los cuarenta días que nos llevarán hacia la celebración del misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo, por quien vivimos y fuimos salvados.
Roguemos al Padre que nos fortalezca para que, iluminados por el Espíritu Santo, deseemos llegar a la Pascua con un corazón contrito y humillado, pero afianzado del amor de Cristo que resucitó por nosotros y nos ha ganado la vida eterna.
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Oremos
Amado Padre celestial, te pedimos que nos mires con misericordia,
sabemos que nuestra carne es débil, y nuestro espíritu se olvida de amarte.
No tengas en cuenta nuestros pecados, recuerda que nos amaste tanto
que enviaste a tu Hijo Jesús a vivir, padecer, morir y resucitar por nosotros,
antes bien, ayúdanos para recordar constantemente,
sobre todo en esta Cuaresma que estamos por iniciar,
que, sin Ti, nada podemos ganar ni merecer, todo lo requerimos de tu bondad infinita.
Ayúdanos a perseverar, a despreciar lo que nos ofrece el mundo, a pensar en los demás,
a creer firmemente que, si seguimos por el camino de la conversión,
alcanzaremos algún día la gracia y la dicha de vivir junto a Ti.
Permite que acudamos constantemente a la intercesión de María Santísima,
Madre de Cristo y Madre nuestra, quien ruega siempre por nosotros, pecadores.
Que sea Ella quien nos anime siempre para hacer lo que Jesús nos diga,
para ser agradables a Ti.
Permite que seamos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo
que viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido
y que intercede por nosotros con gemidos inefables.
Que nuestro corazón contrito y humillado alcance tu misericordia
y algún día, el gozo del Cielo.
Te lo pedimos por intercesión de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
AGREGADO POR: María Angelica
FUENTE: ACI Prensa