
4 preguntas para mejorar los ratos con Jesús
¿Sabías que hablar con Dios es más fácil de lo que parece? Lo que pasa es que como no lo vemos nos cuesta un poco de trabajo. Normalmente hablamos con la gente cuando la tenemos frente a frente; pero no es el único modo de hablar con alguien. También hablamos por teléfono o escribimos WhatsApps, etc.
No hay nada como comunicarse con Dios que es un Padre bueno y cariñoso que está especialmente pendiente de nosotros y quiere lo mejor para nosotros.
Hay distintas formas de hacer oración, o de hablar con Dios, ordinariamente empezamos aprendiendo oraciones vocales, como el Padrenuestro, el Avemaría u otras, que siempre son muy útiles para comunicarnos con Dios; sin embargo otro modo, se podría decir que más profundo de hacer oración es cuando se eleva la mente, o el corazón, a Dios.
1. ¿Cuál es el fin de la oración?
La oración propone silencio, pero un silencio que busca una unión espiritual. El silencio posibilita la comunión, con Dios y con el otro. La palabra nos acerca intelectual o afectivamente, pero el silencio genera vínculos de amistad. Piensa si no en tus mejores amigos… seguro que sin palabras te entiendes.
Por eso rezar, en mi opinión, es una experiencia ligada al silencio, aunque haya nacido en una tarde de risas y debates con mis amigos.
¿Por qué necesitamos rezar? Porque Dios nos ayuda a poner luz a lo que somos y a lo que hacemos. Porque solo poniéndonos frente a Él y compartiendo nuestras inquietudes nos recomponemos. Porque solo con dirigir a Él nuestro dolor, la carga se vuelve más liviana y brota el agradecimiento y la esperanza. Poder rezar es un privilegio.
2. ¿Hay un mejor momento?
¿Cuándo rezamos? Nuestra relación con Dios no tiene horarios. Está disponible las 24 horas de los 7 días de la semana. ¿De quién más puedes decir esto? Dale el peso que requiere en tu vida, siempre hay espacio para una experiencia que no te dejará indiferente. Es como recibir un WhatsApp que te apresuras a leer.
En la oración siempre te aguarda algo, solo encuentra un rato para descubrir ese mensaje y dejarte sorprender.
3. ¿De qué manera rezar?
La oración no es apartarse de nada, o abstraerse. La oración bebe de la vida misma. Podemos buscar un ratito para hablar con Él. A veces se programa, otras veces surge de forma espontánea. A veces le precede una charla o un compartir con otros. Otras veces la excusa es nuestro dolor y sufrimiento. Puedes hablarle sobre tí o sobre otros. Hay días en los que podemos sentir que todo fluye de forma natural.
También está la opción de buscar textos que ayuden a iniciar una conversación especial con Dios.
A veces Dios es muy hablador. Otras veces, nos deja hablar más a nosotros porque sabe que es todo lo que necesitamos. No tengas miedo si crees que se quedó mudo contigo. A través del silencio de Dios también vamos creciendo y floreciendo. Estate atento, y confía.
4. ¿Pero hay alguna técnica especial…?
No existe un único modo de rezar, porque la oración tiene su centro y hunde sus raíces en lo más profundo de la persona. Quizás en nuestras comunidades hablamos poco de la oración. No digo que no recemos. Pero… ¿compartimos cómo rezamos?, ¿compartimos de qué o sobre quién hablamos con Dios?
No es que debamos ser unos chismosos. Pero es importante saber que el mundo no ha perdido su humanidad porque cada día miles de personas hablan con Dios sobre ti, con tu nombre y apellidos, hablan con Dios sobre aquellos que reconocemos más vulnerables y hablan con Dios buscando el modo de cambiar la realidad.
Rezar es muy sencillo. Lo difícil es querer hacerlo, porque en ello hay una intención firme de transformar el mundo.

AGREGADO POR: Sonia Jazmín
FUENTE: Catholic Link